viernes, agosto 24, 2007

burgués. 5. m. y f. Ciudadano de la clase media y dirigente acomodado que se caracteriza por un cierto conformismo social.

Ayer ha sido el segundo momento de mi corta existencia en la que he sopesado muy seriamente el saltar por una ventana. La culpa es mía. Convencido por un tercero, no se como, o si se como pero prefiero no decir, me permití introducirme un poco más en ese oscuro mundo de las fiestuchas de apartamento del scene adulto-contamporáno del Saturday night caraqueño. Estoy seguro de que cinco minutos bien invertidos en google me rescatarían de mi deliberada ignorancia, pero por lo que a mi respecta,“adulto-contemporáneo” es caraqueño y la primera vez que oí esa frase fue en el slogan de una estación FM. Adulto-contemporáneo es el nuevo yuppyismo. Es decir, la reencarnación de la decadencia urbana no más, si es que fuésemos a respetar la etimología del anglicismo en cuestión.

Los ilustro. El tablado es un apartamento vulgarmente decorado con trozos propasados de enseres modernos. Todo muy
posh, muy avant garde, muy Warhol. Pero también palmariamente tropicalizado: sobre mesitas de roble mate de alta manufactura, estratégicamente colocadas a metro y cuarto del piso, hay esculturas minimalistas venezolanas, que no debe tomarse como un toque patriótico, sino como evidencia de membresía en el selecto círculo de snobs que por no alcanzarles el dinero para proveerse de arte en el Soho neoyorquino o el novísimo South-of-the-Thames londinense (lo cual aún sería snob, pero se le apetece aceptable al suscrito) pagan inflados precios por “arte moderno” local a un conciliábulo de burgueses “artistas” que no es que viven precisamente en Chapellín o El Silencio, como podría esperarse de alguien que prescinde de acumular posesiones terrenales, al menos inicialmente, en la esperanza de poder mantener incólume el flujo de jugos creativos.

Hay veinte o treinta personas, pero media hora de presentaciones confirmó mi impresión inicial de que mi vida puede seguir su rumbo prescindiendo totalmente de incluir a la mayoría de ellos en mi vida social futura. Y ojo, que digo "la mayoría" porque la noche tuvo sus momentos lúcidos gracias al anfitrión y a varios personajes de esos que sólo se pueden conocer en Caracas. Pero en general, las conversaciones difícilmente superan el tono monótono de preguntarse por qué Alejandro aún no ha llegado y por qué Alejandra tiene dos meses perdida, y otras frases vacías echadas al ruedo en un círculo social que no tiene más diversión sino hablar de su propia existencia. Es decir, que regurgita lo ya hecho confiando en que la narrativa oral le imprima cierto aire anecdótico a lo que no son más de aburridas vivencias de carretera, todo muy común y corriente; y deprimentemente trillado. Es tal cual como lo dijo Mafalda, “abrir la boca para no decir nada.”

No importa cuanto trate de ocultarlo, tarde o temprano algún conocido o el propio anfitrión (todos, dicho sea de paso, con la mejor intención de servir de catalizadores sociales) cometen el error de mencionar mi pasado cercano en “el extranjero” (frase favorita caraqueña), que es un tema que se me hace tedioso y molesto porque saca a relucir la angostura intelectual de no pocos miembros del
middle class caraqueño, de esos que aún añoran el ta-barato-dame-dos, que admiran algunos destinos Maiameros y otros nichos chocarreros que solo el red neck y el white trash podrían encontrar igualmente atractivos.

Me enerva hasta más no poder la trivialidad y la ligereza mental con la que se asesina el tema. Todo el mundo inmediatamente asume que hay que montar una mesa redonda impromptu y proceder a hacer rebuscados análisis sobre el si hay que “irse” o “quedarse”, que son las frases simplonas con las que se busca trivializar un asunto tan complicado y personal como lo es el emigrar, y, en el mejor estilo del intelectual de pacotilla, cuestionar o exalzar las virtudes de tal o cual país extranjero, sin importar que el más cercano contacto que en sus putas vidas hayan tenido con culturas foráneas se limite a media hora de Discovery Channel doblado al español (que es algo así como leerse El Quijote en inglés). Lo más irritante de todo es la petulancia con la que algunos echan al ruedo sus miopes opiniones, en un show de soberbia intelectual que hasta ahora sólo había presenciado en uno que otro recalcitrante miembro de la academia de las facultades del
Ivy League, y que, en todo caso, siempre se les perdona (o no se les perdona pero al menos no se les echa en cara) en deferencia a su trayectoria académica. ¿Pero venir a dárselas de sabelotodo Y trotamundo cuando lo más lejos que se ha viajado es a Carenero? Increíble.

Es por eso que luego de dos horas atrapado en esta pesadilla tan
surreal, no sólo estoy aburrido hasta más no poder sino que además comienzo a sentir que me falta el aire. Exactamente, esta es la fase en la que comienzan a inundarme los pensamientos suicidas y empiezo a ver de reojo la ventana como única vía de escape de esta trampa social a la que me he dejado arrastrar.

Salta a la vista que no me dejé llevar por la desesperación del momento, dado que es domingo en la mañana y estoy lo suficientemente vivo como para escribir esto. Pero para la próxima no se si me contenga. Mejor, he decidido, es esperar un poco más antes de integrarme de cuerpo entero en el submundo adulto-contemporáneo. Ya me llegará mi hora, como a todos.

5 comentarios:

Shanlucid dijo...

qué post!!! merece un post en el mio con link y todo

tu blog me encanta hombre!

Anónimo dijo...

Iria tiene razon; en todas partes del mundo es igual. Podrias compartir con nosotros que encontrabas de distinto en las reuniones adulto-contemporaneas de NY?

Alias Kabubi dijo...

No te suicides que tus posts son chéveres!! :)
Ahora en serio, yo creo que ayudaría si te dejas de sentirte superior y te vacilas la fiesta. Una vez, estaba yo en una escena similar y empecé a llevarle la corriente a todo el mundo y a buscarles la lengua, me divertí muchísimo.
Me recuerdas a un amigo, mucho mas inteligente y sensible que el promedio, y por incomprendido terminó volviéndose muy cínico y amargado.
Saludos!

Insulado dijo...

Gracias por los comentarios y la visita (Shan, me alegra saber que el soborno a punta de botellas de ron venezolano ha dado frutos!).

Eduardo -- NY tenía sus cosas y, la verdad, no me había puesto a meditar sobre sus fiestas o como se comparan con las de Caracas. Se que raya en el engaño el publicitar que uno ha estado viviendo fuera del país por tanto tiempo y luego desahogarse vomitando la bilis de esa manera, pero hasta ahora espero no haber dicho que NY es mejor que CSS, o viceversa, en parte porque no es mi intención y en parte porque la verdad no sé qué pensar al respecto.

Es cierto, me permito el error (como bien apunta Iria) de acusar a estos yuppies caraqueños de cualquier cantidad de cosas obviando que lo mismo puede decirse de muchos otros grupos en muchas otras latitudes. Es decir, que si me acusa de hiper-realista quizás me quede callado (o diga "sin comentarios"), pero he aquí mi defensa (o mi coartada): mis inducciones son light, yo las canto como se me presentan, que el lector saque sus propias conclusiones y decida si es meritorio crear un estereotipo, porque lo mío son meras insinuaciones.

Nostalgia dijo...

Creo q la pasión por Miami es porque es lo más parecido a Caracas que han podido encontrar en el norte...ni siquiera hace falta hablar inglés!
saludos :) y gracias por tu visita